Hay mucha gente que minusvalora la labor del Letrado de la Defensa. Sin embargo, una adecuada comprensión del Estado de Derecho en el campo penal nos reconduce a ver en el abogado defensor una figura estelar, pues en él quedan depositados valores como la libertad y la igualdad. El papel del Letrado defensor es instrumentalizar el principio favor libertatis y proyectarlo a través de todo el proceso. Cuando su funcionamiento se colapsa el procedimiento se deteriora, pues se deja al reo indefenso a expensas de la máquina incriminatoria estatal.
Para que la justicia funcione es vital que el Letrado de la Defensa se halle colocado en su justa dimensión. Sin embargo, no basta con que nos esforcemos en hacer una dignificación teórica del depositario de la libertad en el proceso. Paralelamente se hace necesario que la labor del Letrado se haga merecedora de la importante labor que representa; lo vital es elevar el discurso teórico para convertir al Letrado en la pieza clave del proceso.
El propósito de este libro es proporcionar al lector un abanico de técnicas nucleares tanto procesales como materiales. Instrumentos que si son adecuadamente controlados, servirán para convertir al Letrado en el punto de referencia y en la variable principal de cómo se va a decantar el resultado del proceso. Aunque este libro no puede cambiar la verdad material de los hechos, sí puede favorecer a que nadie sea injustamente condenado y que ningún matiz humanitario que envuelve la conducta del imputado sea obviado.