La obra tiene mucho que ver con La esencia del proceso que, como es sobradamente conocido, es la prueba. No hay que insistir en que, como decía Ben-tham "el arte del proceso no es esencialmente otra cosa que el arte de administrar las pruebas", pero sí conviene resaltar cuál es la función de La prueba en el proceso. Alvarado ha comprendido que la obsesiva persecución de la llamada verdad objetiva es simplemente una degeneración conceptual que ha estado presidida por una base ideológica totalitaria que se ha manifestado primero en la función de La jurisdicción y luego en los principios del proceso. De ahí su búsqueda de una explicación del sentido de La prueba acomodada a una concepción garantista deL proceso. En esa concepción ha ILegado a una aportación original que responde a la distinción entre prueba, que lo es únicamente la estrictamente científica, la que no admite oponibilidad alguna a sus resultados, y confirmación, que se basa en la existencia de una afirmación de hecho, de una negación y de la confirmación de aquella afirmación por Los medios que pueden generar certeza al juzgador. El planteamiento de estas cuestiones explica el plan de la obra y las respuestas el contenido de la misma.
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