Este copioso, denso y variadísimo libro inauguró un nuevo género literario: el ensayo. En sus páginas, la sabiduría de Montaigne es sobre todo inteligente discreción. Su perspicacia llega a nosotros por un camino estremecido, como vacilante. La mezcla de esa aparente incertidumbre y del rigor con que Montaigne plantea adivinaciones importantísimas, hace que lo natural del tejido literario nos atrape con esa fuerza con que sólo cautivan en la literatura y en la vida las experiencias que nos elevan. El autor nos convence, paso a paso, de que lo que normalmente suele llamarse «complicado» no es sino la consecuencia del desconocimiento personal. Las formas y el tono confesional con que están escritos los ensayos sirven para combatir lo complicado, y demostrar que la riqueza del hombre, en la medida en que esta exista, no permite nunca la presunción, sino cierta y muy definida seguridad: el hombre es rico por diverso, por posible.