Luhmann enfatiza en el carácter relacional y comunicacional del poder, dirigido por un código que moviliza las relaciones entre las personas. La teoría clásica considera el poder como un bien apropiable, que uno puede tener como un bien material y, en consecuencia, también perder. La posesión puede, entonces, acumularse y hacerse durar. Sin embargo, este uso metafórico no basta para analizar más profundamente este tema. La tan fácilmente asible categoría de posesión esconde lo que hay que saber justo en el punto donde la pregunta tendría que empezar, pues ¿qué condiciones sistémicas tendrían que cumplirse para que el poder pueda llegar a ser una posesión, para que sea administrado como tal, transferido como una cantidad constante, aumentado y disminuido, y defendido contra peligros específicos? El poder es una manifestación del fenómeno más general de la influencia, es decir, una comunicación que se entiende como selección de las alternativas de A que implica una selección de las alternativas de B. Es una selección selectivamente condicionada. La función del poder puede ser así reescrita como la general