A pesar de la derrota territorial sufrida por el yihadismo en Irak y Siria y desde su radical ideología no combatida, la visión sobre Al-Ándalus como región a reconquistar y reislamizar ha cambiado. Así nos lo recuerdan los propios yihadistas en muchos de sus comunicados, algunos de ellos en español. Una región, Al-Ándalus, cuya pérdida se ha convertido, ante la inexistencia actual de su pasada gloria y esplendor, en una herida sangrante a cerrar, en un ultraje; una humillación histórica que compensar mediante una nueva conquista. Razones todas ellas por las que la yihad de la espada, que combatió en su día a los cristianos en Al-Ándalus, sigue aún vigente. Vistas así, su derrota y expulsión en aquel tiempo no fue más que una batalla en la guerra que aún continúa y que se ha transformado en terrorismo. Un pensamiento obsesivo que, extendido entre todos los yihadistas, merece especial atención por su peligrosidad para España y Europa, acechada de facto por la acción yihadista en el Sahel. Bajo estas consideraciones, el análisis de la situación en el Sahel y el Magreb resulta imprescindible.