Salvador Sostres: De vivir un independentismo al estilo
postadolescente, a dejar de serlo al constatar que su hija Maria
viviría peor con “esa banda de hipócritas y descerebrados al
frente”.
Albert Soler: De afiliarse a ERC siguiendo a una rubia
despampanante y escuchar las canciones de Lluís Llach, a
romper: “Me bajé del nacionalismo en cuanto constaté que reír
no entra en su idea de la vida”.
Eva M Trias Terron: Colaboró activamente con ERC en
Gerona hasta que fue acusada de traidora por alojar en su
camping a Guardias Civiles expulsados de los hoteles de la
zona. Hoy ayuda a diversas asociaciones constitucionalistes.
Júlia Calvet: De vivir en la burbuja mediática independentista
(TV3 y Catalunya Radio) y escuchar continuamente que los
“españoles nos odian”, a contrastar información y sustituir la
estelada por la rojigualda, y presidir S’ha Acabat.
Anna Grau: Pasó de un catalanismo integrador a “poner pie
en pared y plantar cara” a ese mundo que se iba degradando a
toda velocidad.
Eva Parera: Fue senadora por CiU hasta que renunció al
nacionalismo con un público: “Me he equivocado”. Hoy
combate al independentismo como líder de Valents.
Miquel Porta Perales: Pasó de escribir Nació i
autodeterminació (1987) a considerar que “el problema de
Cataluña es el nacionalismo catalán”.
Xavier Horcajo: Su caída del caballo definitiva se produjo
cuando el editor del diario Avui, Antoni Subirá, le dijo:
“Llamándose Horcajo, ya sabe que nunca será director del
Diari”.
Jesús Royo: Profesor de catalán, con carnet del PSC y
abanderado de la inmersión del catalán, hasta que consideró
que “la causa del catalán era reaccionaria, antisocial y a muy
poca distancia del racismo”.