Aunque la producción de lenguaje natural es (al menos hasta ahora) índice de racionalidad, el hombre busca también vincular el lenguaje a aprehensiones elementales de su estar físico en el mundo, a modos de conciencia desconocidos por demasiado básicos, a emociones de expresión no filtrada por la cultura, a quale intransmisibles. Procurar o distinguir una continuidad entre la experiencia sensible del mundo y el sentido inteligible que expresa el lenguaje es el horizonte del lenguaje poético. Dicho de otro modo: lo poético traslada las características de lo vivo al campo del sentido. Un lenguaje vivo exige un anclaje en la locuacidad física del cuerpo, es segregación de los estados de un cuerpo vivo y dotado de lenguaje. Por ello, en este libro, el lenguaje poético reclama su inscripción biológica, y lo hace acudiendo a las ciencias que pudieran avalarla.