La izquierda reciente parece haber olvidado el famoso verso de La Internacional en el que se identificaba con «la razón en marcha». Para los socialistas de siempre, la lucha por la emancipación, que era la lucha de la razón, pasaba por la desaparición de las supersticiones religiosas, por la ruina de las comunidades sostenidas en la identidad y la tradición y por la expansión sin tregua de unos mercados que ampliaban la productividad. El capitalismo había comenzado la tarea, pero se mostraba incapaz de rematarla.
Si aquellos socialistas pudieran pasearse por nuestro mundo y revisar en serio, con estadísticas fiables, sus preocupaciones de entonces, seguramente pensarían que, aunque queda mucho por hacer, nuestro mundo es bastante mejor que el suyo. Su drama comenzaría un instante más tarde, cuando, al salir a la calle a buscar a sus herederos para celebrarlo, los encontrasen defendiendo lo contrario de aquello por lo que ellos pelearon.
Y es que hoy una parte de la izquierda, muy representada entre nosotros, se ha vuelto comprensiva con la sinrazón religiosa, simpatiza con quienes quieren levantar comunidades políticas sostenidas en la identidad y manifiesta una antipatía sin matices contra el proceso globalizador. Incluso se muestra dubitativa de la peor manera a la hora de valorar la ciencia y el progreso científico. Llevada por la necesidad de «pensar a la contra», acaba no pocas veces en el absurdo, peleando contra sí misma, contra sus conquistas.
En el presente volumen, Félix Ovejero explora, desde una perspectiva de izquierdas ilustrada y racional, los ámbitos centrales del cambio en esa izquierda política que, por diversos caminos, parece haber recalado en el Romanticismo, tradicional pista de aterrizaje del pensamiento reaccionario.