El título de reyes y magistrados, publicado ahora por primera vez en castellano, no sólo revela el enardecedor pathos político de John Milton, o su contagiosa adhesión a la causa republicana durante la primera guerra civil inglesa, ni es únicamente ejemplo -por magistral que sea- de la exuberancia literaria de su autor, que recorre todos los géneros cargado de copiosa munición clásica, que pone ante los ojos lo que de otra manera apenas sería visible, sino que más allá de su génesis histórica, pues contingente es la alianza del estilo con la redacción de un alegato en favor de que se someta a juicio y se condene a muerte a Carlos I, pues muchos son los tropeles y los gritos que exigen matar al Rey, constituye un verdadero hito de la historia del pensamiento filosófico y político: el que delimita el territorio de todo republicanismo que se quiera consecuente o, mejor, jurídicamente fundado; el que lo encastilla entre las murallas nutricias y vivificadoras de la universal validez y aplicación del imperio de la ley.