Las figuras sobre las que Hannah Arendt reflexiona en este libro tienen en común tan sólo la época que les tocó vivir. ¿Cuáles fueron las respuestas de Karl Jaspers, Juan XXIII, Isak Dinesen, Walter Benjamin, Hermann Broch o Bertolt Brecht, entre otros, a las condiciones externas del mundo durante la primera mitad del siglo xx, con sus catástrofes políticas, sus desastres morales y su sorprendente desarrollo en las artes y las ciencias?
Hannah Arendt se acerca a estos bien conocidos personajes guiándose por su concepción filosófica acerca de lo que puede y debe saber un ser humano. No hay que hurgar en las intimidades de las personas para captar los rasgos que los hacen únicos e inmortales. Con una excepcional capacidad de percepción de las cualidades humanas más inconfundibles y profundas, Arendt señala su manera de estar presentes en el mundo, de mostrarse a la luz pública, ya sea en sus obras o sus actos.
Nos muestra con precisión y sin eufemismos en qué medida estas figuras lucharon, se tambalearon y tropezaron debido a sus circunstancias y su demonio particular, para ser, después de todo y a veces a pesar de ellos, fieles a sí mismos y a sus aspiraciones más profundas.