Debate en la sociedad civil, contrapunto de la masiva información que nos llega a través de las redes informáticas y de telecomunicación. Debate en las instituciones y empresas, debate en los medios de comunicación, apostando por la información libre, lejos del periodismo servil al servicio de los grupos económicos y los intereses partidistas. Y debate en el único y exclusivo modelo de democracia existente –la democracia representativa de los partidos políticos- en cuyo seno se toman las decisiones sin participación alguna, a pesar de que la Constitución española les exige que “su estructura interna y su funcionamiento deberán ser democráticos” (artículo 6º) Particularmente interesante es el apartado de esta obra dedicado al futuro de internet y su democratización en el marco de una previsible lucha entre “la propiedad de los bienes de la cultura y la propiedad intelectual privada”, vaticinando el acceso libre al sofware en duro contraste con la criminalización actual de los hackers. El vector de la nueva sociedad del debate es el republicanismo cívico, alimentado por una ciudadanía activa. Sólo así se podrá abrir el monopolio de poder que actualmente ejercen las oligarquías partidistas.