El libro rastrea las huellas de la ausencia a través de autores como Leopardi, Hölderlin o Blanchot. Toda una sinfonía de "rayos de tiniebla" sobre el silencio general de lo nocturno y la soledad sin refugio que sólo la memoria, la imposibilidad de olvido, torna en inquietud vivificadora... mas, a la vez, también dolorosa. Frente a esto, sólo la desmemoria, el olvido del mundo, nos puede proporcionar un latigazo, un goce auténtico.