Para saber hay que ver, y para ver hay que mirar. Como propone el historiador del arte Ernst Gombrich, debemos aprender "a abrir los ojos, no a desatar las lenguas". Debemos aprender a ver, con los ojos del alma, el alma y la profundidad de las obras de arte. Ver y contemplar sin prisas. Este libro, ampliamente ilustrado con imágenes de gran calidad, nos invita a recuperar el valor de nuestra mirada interior y reflexionar sobre los caminos que la Historia del Arte debe seguir para adaptarse a los tiempos actuales y futuros. En resumen, una reflexión profunda sobre la pintura de Velázquez y sobre el valor de la mirada en la Historia del Arte del siglo XXI que hará disfrutar por igual a amantes y profesionales del mundo del arte.