Si durante décadas ha reinado de manera indiscutida el tópico que hacía de Buñuel el cineasta de la libertad absoluta entendida, al modo surrealista, como el rechazo de toda ley y de toda deuda, el presente libro hace emerger, como el núcleo más resistente de la filmografía del cineasta, un foco de pánico que, a modo de fantasma irrefrenable, reina en ella aniquilando todo margen posible de libertad: la presencia omnipotente de cierta diosa ante la que ningún vigor masculino parece capaz de sostenerse.