El cine y la vanguardia estaban condenados a encontrarse. Ambos fueron producto del paso del siglo XIX al XX; ambos ambicionaban rupturas y creían ser el punto de partida de una nueva era. Sin embargo, los encuentros no fueron inmediatos y, sobre todo, el cine se aventuró pronto en caminos comerciales y narrativos ajenos, incluso opuestos, a los de la vanguardia.
Así, la condición vanguardista del cine plantea desde sus mismos orígenes problemas de definición que no han preocupado tanto a los estudiosos de la vanguardia literaria, plástica o musical. Por eso, Cine y vanguardias artísticas examina los conflictos, los encuentros y las fronteras que separan el cine comercial del vanguardista a lo largo de casi un siglo, describiendo con claridad, pero sin simplismo, un panorama impuro que va desde el expresionismo, el dadaísmo, el surrealismo o el constructivismo hasta el documental político, el underground americano, el cine amateur o el llamado cine estructural, todo ello haciendo hincapié en el análisis de las imágenes.