Los últimos años del siglo XIX y el comienzo del nuevo siglo trajeron consigo la transformación y modernización de las infraestructuras de las grandes ciudades. La construcción de la ciudad moderna, a raíz de los cambios en los modos y formas de vida provocados por la segunda industrialización, con el drástico aumento de la población urbana y el desarrollo de nuevos y más eficientes medios de transporte y comunicación, implicó un cambio en la concepción de empresarios y Gobiernos respecto a las ciudades y las nuevas necesidades de sus habitantes.
El desarrollo del sistema de iluminación de las ciudades, primero con luz de gas y más tarde mediante la electrificación; la construcción de redes ferroviarias y de tranvías, con la consiguiente expansión del tamaño de las renovadas ciudades; nuevas tecnologías como el telégrafo y el teléfono, así como una nueva concepción de la higiene y la limpieza de las ciudades, asistida por la edificación de presas, conducciones y un sistema de alcantarillado moderno, fueron algunos de los grandes cambios que experimentaron los núcleos urbanos. Este libro explora los aspectos socioeconómicos y políticos de la revolución urbana y la creación del tejido empresarial asociado a estos cambios. Analiza sus efectos en lugares como Madrid, Barcelona, País Vasco, Andalucía, Valencia o Galicia, y atraviesa el Atlántico para explorar desarrollos similares en las urbes de México. Sus autores construyen así un detallado mapa de la ciudad moderna.