¿Cómo ejercer nuestra libertad en un entorno dominado por los medios de comunicación de masas? ¿Cómo
activar nuestra ciudadanía en un espacio audiovisual cada vez más agitado y complejo? Si no logramos trazar
nuevos caminos para la autonomía en el actual espacio audiovisual, la democracia puede llegar a convertirse en una farsa y nuestra experiencia mediática en una nueva forma de esclavitud mental.
Pero no basta con advertir de los peligros. Los autores pretenden ofrecer una propuesta ética para aprovechar al
máximo el potencial que las nuevas tecnologías de la comunicación indudablemente nos ofrecen.
Con estas miras, los diferentes capítulos del libro contienen reflexiones sobre los elementos esenciales del hecho
social–comunicativo: la construcción de la ciudadanía audiovisual, el valor de la opinión pública y el derecho a la
información, el sentido de los códigos deontológicos y del profesionalismo comunicativo, el problema de la objetividad y la imparcialidad, el espinoso asunto de la publicidad, la tensión entre las instituciones públicas y las
empresas privadas, las relaciones entre la globalización ética y los medios, y por último el papel decisivo,
ineludible en cualquier democracia que se precie, de instancias de supervisión mediática.