En los últimos tiempos se habla mucho de la mochila como metáfora de la herencia de nuestros progenitores, que no forma parte del legado material. También se habla de niños que cargan con mochilas por las situaciones familiares complejas con las que tienen que lidiar. ¿Qué llevamos exactamente en la nuestra y cómo podemos aligerar la de nuestros hijos?
La mayor parte de esta carga es inconsciente y está llena de historias, vivencias, ilusiones frustradas, miedos y vicisitudes, vividas por nosotros y por nuestros ancestros. Es básico detenerse en estos asuntos para dejar de transmitir los mismos patrones en las relaciones con los más pequeños, pero no es un trabajo sencillo: requiere voluntad y estar dispuestos a mirar sin miedo nuestro pasado y el de nuestros familiares.
Esta obra pretende ser una guía para acompañarnos en este viaje; gracias a las herramientas que nos brinda la autora, llegaremos a nuestro destino transformados y más aligerados.