Si la historia nos habla de una realidad de libres y esclavos, de opresores y oprimidos, de eternos antagonismos, debemos decir sin pudor que la historia es una lucha eterna y cambiante de clases en la que el control siempre ha sido negado a los mismos. El propio Marx dijo una vez “yo no soy marxista” y “es necesario dudar de todo”. Con estas frases parecía invitarnos a no fosilizar su diagnóstico que, aunque válido hoy, está sujeto a constantes cambios presentes y venideros. La izquierda debe ser y es mucho más que sus partidos o sus líderes políticos. Ni unas siglas ni un líder deben erigirse en salvadores o redentores de causas o patrias como ha venido sucediendo los últimos cien años. La izquierda debe luchar por garantizar vidas que merezcan la pena ser vividas.
Autor: Rufián, Gabriel
es diplomado en Relaciones Laborales y máster en Dirección de Recursos Humanos por la Universidad Pompeu Fabra. Pertenece a la plataforma Súmate creada en 2013. Activista social, defiende el derecho de autodeterminación de Catalunya. Desde 2016 es diputado por Barcelona del Grupo de Esquerra Republicana en el Congreso de los Diputados.