La crisis diplomática que precedió a la guerra de Irak fue necesaria para que se mostrara, de forma decidida, el unilateralismo de la administración Bush. Fue ésta una de las consecuencias de la hegemonía nacida tras la desaparición de la URSS, de la que los «halcones del Pentágono», aprovechando la conmoción causada por la jornada del 11 de septiembre de 2001, pretendieron sacar toda su ventaja. La sustitución del régimen de Sadam Husein, que constituía la verdadera finalidad de la guerra, representaba el primer paso de un proclamado gran «proyecto» que aspiraba, tras la instauración de la democracia en Irak, a su promoción, por vía ejemplar, a todo Oriente Medio.
Este atlas levanta un atestado del proyecto geopolítico en gestación de Washington y de sus repercusiones regionales y mundiales. Europa, o al menos una parte de ella, pudo, una vez más, verificar su grado de desunión política y adquirir tardíamente conciencia de que no se habían extraído las conclusiones que se imponían tras el desmoronamiento de la Unión Soviética.
El Atlas del Nuevo Orden Mundial se dirige al público que se interesa por las relaciones internacionales, y pone en evidencia las valoraciones políticas y las intenciones tanto de las potencias regionales como de los actores no estatales de un mundo conflictivo en plena mutación.